viernes, 29 de agosto de 2008

6º Etapa: Ponferrada - Triacastela

Fecha: 29 de Agosto de 2008
Etapa: León - Ponferrada
Km: 70.6 según la guía, 86 km según mi cuentakilométros
Hora de salida: 7:40
Hora de llegada: 17:00
Etapa realizada en un alto porcentaje por carretera, i
ncluida la subida a Ocebreiro.

Nos levantamos sobre las 6:45 de la mañana, más o menos cuando nuestro compi de habitación empezaba a preparar su equipaje. Colocamos las cosas en las alforjas y bajamos al comedor a desayunar el zumo y los boll
itos que habíamos comprado el día anterior. Después colocamos las alforjas en las bicis, y salimos del recinto del albergue a la vez que muchos ciclistas, ya que ha sido el día que más ciclistas hemos visto. Dimos la primera pedalada sobre las 7:40.

La idea inicial era parar a dormir en el Monasterio de Samos, pero después de hablarlo la noche anterior, decidimos que igual sería mejor parar un poco antes, en un pueblo más grande, y hacer menos kilometros en una etapa tan dura como la de hoy.

La salida del albergue nos lleva hacía el Castillo, que rodeamos para dirigirnos hacía la carretera secundaria que nos lleva a Columbrianos. La salida se hace eterna, ya que la ruta nos lleva a visitar varias ermitas en las afueras de Ponferrada. La carretera nos permite ir en fila de tres e ir comentando la etapa y las historias vividas el día anterior. Después se pasa por Fuentesnuevas y Camponaraya, dónde a la salida y al llegar a la C
ooperativa de vinos del Bierzo, se gira a la izquierda por un camino de tierra que sube para atravesar la Nacional VI por un puente y desembocar en un precioso campo de vides. Hemos llegado al Bierzo, una de las zonas más bonitas del camino, y que más me impresionó de todo el recorrido.
Poco después se llega a Cac
abelos, que se atraviesa por su calle central, pasando por "La Moncloa", restaurante central de la cadena de restaurantes que hay en Madrid "Prada a tope".
Saliendo de Cacabelos, se sigue paralelo a la Naciona VI hasta Pieros, a cuy
a salida se toma una pequeña carretera asfaltada a la derecha, y cerca un desvio por tierra a la izquierda que se interna entre viñedos, y que no está del todo bien señalado. Llegaremos por camino hasta Valtuilla de Arriba y después hasta Villafranca del Bierzo, atravesando caminos agrícolas rodeados de viñedos, con algún fuerte repecho y alguna bonita bajada, y entrando por la puerta del Perdón de la iglesia de Santiago.
Nosotros paramos en la plaza prin
cipal a tomar la fruta que nos quedaba del desayuno, y seguimos la ruta, pero merece la pena detenerse y visitar algunas de las calles del lugar.

Se sale bordeando la colegiata, en dirección al puente de piedra que salva el río Burbia, y que conecta con la antigua Nacional VI. Por el andadero
de asfalto que hay en el lateral recorreremos el valle de Valcarce en una constante pero ligera cuesta arriba que nos acerca al coloso de la jornada.
Abandonaremos temporalmente el andadero sólo para visitar Pereje, Trabadelo y La Portela; pequeños pueblos entre bosques que nos distraen del anodino andadero pegado a la nacional, y bajo los enormes pilares que algunas veces cruzamos bajo la actual A-6.
Unos 800 metros después de La Portela, se deja la Nacional por una comarcal que nos lleva hacía Vega de Valcarce, el pueblo más grande antes de empezar la ascensión, y dónde mucha gente pernocta para comenzar bien temprano la subida del Ocebreiro al día siguiente. Si llevais los bidones vacios, es un buen lugar para recargar liquidos, por que la subida se hace dura y se necesita mucho líquido si el día apreta el sol.
Ambasmestas, Vega de Valcarce, Ruitelán y por fin Las Herrerías, pueblos que preceden la subida y que se hace muy largo atraversarlos por que en cada curva parece que empieza la subida, y cuando llegas, te das cuenta de que no, que era un falso llano que te va minando las fuerzas.

Una vez llegas a las Herrerías, es inevitable la cercanía del comienzo; y vaya comienzo, una de las rampas más duras de toda la subida. Paramos J
ose y yo antes de empezar a soltar lastre, mientras Carlos se lanzaba a por la montaña. Apenas subes 10 metros, te das cuenta que hay que poner el desarrollo más pequeño, y aún así, es dificil mantener la línea recta. Son unos 9 km hasta la cima, con pocos llanos y curvas con fuertes desniveles.
Superado el durísimo primer kilómetro, está el desvio a la izquierda para los ca
minantes, pero de muy dificil tránsito para las dos ruedas. Carlos comienza a sufrir, mientras Jose mantiene un buen ritmo y yo intento seguirle, pero sin cebarme mucho, por que la subida iba a ser de más de hora y media.
Sobre las 12:00 llegamos al desvio
de La Faba. Jose y yo paramos a descansar y esperar a que llegara Carlos, que viene sin agua y sufriendo. Se baja de la bici y busca una fuentecilla en un lateral de la carretera para remojarse y llenar el bidón (sigo sin querer tomar Aquarius el muy leonés, jej).
Como veis en la
foto, esta es probablemente la cuesta más dura de toda la subida. Carlos la reliza andando y Jose y yo damos el resto para subirla, pero dónde se acaba la vista gira a la izquierda y aparece una larga recta con un desnivel parecido. Lo peor de todo, que sólo llevábamos 3 km de subida.
De repente, al girar otra curva y levantar la vista, nos encontramos con un señor en medio de la carretera, que nos hace señas. Al fondo se ve como baja un camión; para nuestra desgracía, estaban asfaltando la carretera desde ahí y hasta casi el alto. El hombre nos obliga a detenernos hasta que pase el camión que iba echando la tierra sobre el camino (fué un merecido descanso, aunque el fuerte sol no era un gran compañero). Una vez terminó el camión, continuamos la ruta, pero nos pusimos el calzado y las ruedas de las bicis jartitas de asfalto, que aún hoy siguen impregnadas en mis zapatillas.
Durante la subida, íbamos parando para admirar el paisaje de los montes que separan León y Galicia, realizar algunas fotos e ir acabando con el aquarius que nos quedaba.

Coronamos sobre las 13:15. Habíamos conseguido superar la parte más dura del camino, coronar a 1300 metros de altitud, y entrar en la última comunidad autónoma del camino: Galicia.
Poco más adelante estaba uno de los lugares más míticos y carismáticos del camino: Ocebreiro.
Precioso pueblo con calles empedradas, visitamos su iglesia y la calle principal, y decidimos que nos habíamos merecido la comida del día. Atamos las bicis en la calle y nos metimos en el primer bar que hay en la calle principal, junto a una tienda de suvenirs.
La comida estuvo muy bien, por unos 9-10 euros con café. Yo como siempre, pasta y algo de carne.
Al salir, el cielo se estaba empezando a poner gris (como no, acababamos de entrar en Galicia.....), así que nos ahorramos la siesta. En la salida del pueblo nos paramos un momento a hablar con un matricmonio gaditano, que iban cada uno con su bici, y mientras la mujer llevaba las alforjas, el marido tiraba de un carrito con el niño pequeño; que bien se lo debería de haber pasado el enano.
Para seguir la ruta, volvimos a la carretera por la que llegamos a Ocebreiro, y un poquito más adelante hay unas grandes flechas en el suelo que nos dirigen hacía la derecha (pq ya nos ibamos derechitos por la carretera, vete tu a saber dónde....). Seguimos la ruta por carretera en ligera bajada, pasamos por Liñares y Hospital, y nos disponemos a realizar la última subida del día: el Alto del Poio. En el llano antes de llegar, nos adelantaron unos bicigrinos en bici de carretera y sin alforjas, que iban haciendo el camino con coche de apoyo; ante esto, Jose puso ritmo y en la subida empezó a pasarlos uno a uno hasta coronar el puerto por delante de todos (yo al final a mi ritmo tambien pude adelanterlos), ya que su plato pequeño era demasiado grande para moverlo en esas cuestas. La subida serán 2 o 3 kilómetros, que después de Ocebreiro, ni te das cuenta y has coronado.
En la cima tuvimos que parar para hacer una de las fotos del viaje (esta parte sólo se entenderá por compañeros y amigos de trabajo nuestros, ya que Jose, desde que tiene su titulín de francés, nos va llamando a todos "jeune poullet", joven pollo; así que no podíamos dejar pasar la oportunidad de realizar esta foto en el Alto del Jeune Poullet).

Una vez terminada la foto, comienza la bajada más vertiginosa del camino por carretera. Si bien hay caminos por Fonfria y Viduedo, nosotros decidimos realizar la bajada por el arcén de la carretera, por lo que hicimos algunos kilómetros más. Esta vez fué la máquina chillona de Carlos la que encabezó la bajada, después yo y por último Jose. Carretera en muy buen estado, es ancha a pesar de ir por el arcén, que permite alcanzar velocidadesde 65-68 km/h.
Al final de la bajada está Triacastela, punto y final de la etapa de hoy. Serían las 17:00, y 86 km en mi cuentakilómetros. Se entra por la carretera principal, y primero pasamos un albegue, el de Oribio, con 31 plazas y muy buena pinta por fuera. Según traíamos de refencia en la guia, había 2 más un poco más abajo, así que decidimos bajar.

El albergue: paramos en el albergue "Berce do Camiño", que si bien está marcado en la carretera, la entrada está por la calle paralela hacía en interior del pueblo. Nos recibió una chica, que también atendía un bar con su madre; guardamos las bicis en el gareje aledaño, sellamos la credencial y subimos a la primera planta dónde estaba nuestra habitación. El albergue es muy nuevo, muy limpio, con internet, cocina y comedor abajo, y arriba varias habitaciones (la nuestra era de 5 personas, 2 literas y una individual) para completar 27 plazas. Al haber muy poca gente, dormimos solos. Hay varios baños completos en esa misma planta, y una terreza en la que poder tender.
Dejamos las alforjas, nos duchamos, lavamos, tendimos y nos fuimos a tomarnos ese néctar de dioses (como dice Jose en su blog) que es la pinta diaria de cerveza, esta vez en el bar que regentan los dueños del albergue.
El precio eran 7 euros (creo recordar)

El pueblo: es bastante pequeño, construido a lo largo. Recorrimos la calle dónde está el albergue hasta arriba (llegamos hasta el albergue que vimos por la mañana), vimos su pequeña iglesia dentro del cementerio, y sobre las 20:30 pasamos a cenar a uno de los bares. Decidimos cenar en el interior, por que descargó una buena tormenta, que nos hacía presagiar lo que vendría al día siguiente. Una buena cena con pulpo, calamares,... rehogada con un buen ribeiro.

Provisiones: hay un par de pequeños supermercados dónde poder comprar lo necesario para el día siguiente, en nuestro caso para el desayuno (zumo, bollos y fruta).

Creo que merece la pena parar en este albergue, aunque el pueblo tenga poco que ver, pero es perfecto para el descanso después de subir Ocebreiro.

Como todas las noches, sobre las 22:00 estábamos en albergue, intentando buscar alguna emisora de radio y descansando para la dura etapa de mañana. Entramos en Galicia, etapa de auténtico rompepiernas, quizá la más dura del camino.

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